Después de la merienda nos bajamos a la piscina municipal para darnos el chapuzón de la tarde y continuar con los juegos de cartas (que vicio tienen).
Tras la cena hacemos juegos populares como la bomba y el balontiro. Aquí tenemos algún que otro problemilla con la competitividad entre ellos, sobre todo de algunos mayores.
Están cayendo reventados a la cama y se duermen al instante de acostarnos, e incluso, les cuesta levantarse por la mañana.
También empezamos con alguna afonía que otra, pero ya estamos liados con Dalsy.
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